LA "TASCA" ALPINA

A medida que se asciende de altura, entre las enormes cicatrices que forman en el paisaje los valles de Ordesa, Añisclo y Pineta, el bosque es sustituido por grandes extensiones de pastizales. Sólo el pino negro logra crecer normalmente entre los 1.700 y los 2.000 mts. de altitud. Es un árbol típico de montaña, muy resistente al frío, que sobrevive en los cantiles y grietas de las rocas donde busca la poca tierra existente.

Por encima del pino negro, la vegetación herbácea, conocida como "tasca" en el Alto Aragón, antaño fuente de alimentos para miles de cabezas de ganado cuando los valles de Vió y La Solana estaban habitados y su economía se basaba en la ganadería. Aún hoy es posible encontrar vacas y ovejas pastando en los pastizales del Parque, aunque en una cantidad muy reducida.

Las especies más características de estos pastos son festucas, brecinas, tréboles alpinos, astrágalso y, desgraciadamente disminuyendo por su explotación turística (a pesar de ser una especie protegida), la popular "flor de nieve", el edelweis.

La humedad del suelo y el sustrato litológico, combinado con las distintas exposiciones y pendientes, determinan diferencias ecológicas que, a su vez, se corresponden con otras tantas comunidades vegetales.

En un magnífico artículo publicado en la revista Sobrarbe, nº2, editada por el Centro de Estudios de Sobrarbe, los biólogos Margarita Costa, Carlos Morla y Helios Saniz dividen estos pastizales en función de situarse sobre sustratos silíceos o sustratos calizos. En los primeros, que aparecen alrededor del macizo de Monte Perdido, encontramos diversas variedades de festuca, pastizales de ganado ovino, bastante resistentes a la erosión derivada del pastoreo, de cobertura escasa, talla baja y que no admiten mucha carga ganadera.

También encontramos en estos suelos "cervunales", pastos en zonas de mucha humedad (depresiones, fondos de circo o entorno de ibones), compuestos de ejemplares como la "cervuna", que les da nombre, o el "regaliz de monte". Estos pastos permanecen verdes todo el verano, constituyendo "agostaderos naturales" que actúan como importante reserva para el ganado vacuno, ovino y caballar.

Sobre sustratos de tipo calizo, en las altas mesetas de Monte Perdido y en mosaico con los "cervunales", hallaremos comunidades de Kobresia myosuroides y Oxitropis foucadii, pastos colonizadores de lomas y cumbres muy batidos por el viento y la nieve.

En las fajas de los cañones calizos de Añisclo, Ordesa y Escuaín, que sufren una acumulación grande de nieve, pueden detectarse localmente comunidades de ventisqueros calcícolas. Dos especies de sauces rastreros son las únicas leñosas capaces de soportar el ambiente adverso que provoca la nieve.

La forma más rápida de acceder a estas zonas de prados alpinos es hacerlo desde las localidades de Fanlo o Nerín, donde podemos llegar por carretera atravesando el Valle de Añisclo. También pueden contemplarse bellas imágenes de estos prados en zonas como Escuaín, la Montaña de Sesa y, por supuesto, el Refugio de Góriz.