Desde tiempo atrás, diversos científicos y visitantes habían subrayado la importancia natural del macizo de Monte Perdido. Sin embargo, fue el francés Lucien Briet con su empeño, sus libros y sus fotografías, el verdadero impulsor de la declaración del Parque Nacional de Ordesa. Declaración que obedecía a razones estéticas aunque también se realizaba con el ánimo de impulsar un turismo casi inexistente en aquella época. Pudieron ser causas importantes la buena preservación de la fauna y la flora de este valle, entre la que se encontraban los últimos ejemplares de bucardo. Hasta su ampliación, en 1982, hasta 15.608 Has. el Parque de Ordesa sólo incluía el Valle de Ordesa, 2.100 Has. El paisaje del Valle de Ordesa es tan magnífico y sobrecogedor que nadie duda en calificarlo como uno de los mejores parajes de la Península. Este valle está surcado por el río Arazas, que lo recorre de este a oeste antes de desembocar en el Ara, junto al puente de Los Navarros. Su fisonomía está determinada por fases erosivas glaciares y fluviales. La erosión "de los ríos de hielo" configuró un perfil del valle en "U", con paredones verticales y ancho fondo. Las fases fluviales produjeron un ahondamiento posterior del cauce, el cual exhibe en la actualidad estrechamientos y cascadas. Son éstas, y también los enormes farallones verticales con sus espolones y fajas, algunos de los atractivos más renombrados del Valle de Ordesa.
La excelente cobertura arbórea, con muchos bosques conservados en un estado prácticamente natural, añaden importancia al interés geológico y paisajístico de este enclave. Los más abundantes son los bosques de pino rojo, que se hallan preferentemente en las laderas solanas, así como los hayedos, frecuentes en las umbrías. El bosque de las hayas es muy conocido, pero también es muy destacable el bosque de abetos de Cotatuero, que ocupa la parte final de este barranco. Entre la fauna merecería destacarse en primer lugar el extinguido bucardo, pero también el quebrantahuesos, el águila real, el pito negro y un largo etcétera. Desde la pradera de Ordesa, donde llega el transporte público, podemos contemplar hacia el E. el valle alto del río Arazas. En la ladera de nuestra derecha, un resalte casi llano rompe la verticalidad del murallón (es la faja de Pelay). También hacia el E., pero al otro lado del río, observamos la Fracuata. El murallón más conocido es el Tozal del Mallo (hacia el NO.) que forma parte del conjunto de paredones del Mondarruego (las que dan el bonito paisaje de fondo al pueblo de Torla). Extracto del capítulo dedicado a este valle en la Guía Sobrarbe, Ordesa y Monte Perdido, de Joaquín Guerrero |